Los colegios rurales han perdido 1.000 alumnos en tres años

Esta situación se agravó el curso pasado, cuando se empezó a eliminar el primer ciclo de ESO en los CRA, cuyos alumnos tuvieron que pasar al instituto de localidades con más población. Además, el paso a estudiar en la ciudad arrastra también a los más pequeños. Por ejemplo, los estudiantes de Secundaria y Bachiller de Allepuz, donde el año pasado se cerró la escuela, deben levantarse a las 6 de la mañana para ir a clase, porque ya no tienen beca para la escuela hogar. Situaciones como esta, asegura García, hacen que los padres se planteen irse a vivir a las ciudades. “Y los que se van, no vuelven”, alerta. La falta de servicios, como médicos o farmacias, refuerzan los argumentos para partir, indica. (seguir leyendo)

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