El libro electrónico, fragmentar los textos, el carrito o las taquillas son algunas de las medidas que plantean los expertos para solucionar el exceso de peso en las mochilas de los escolares.
Sustituir la actual mochila cargada de libros de texto -que puede llegar a pesar unos 13 kilos- por un dispositivo electrónico de lectura de 200 gramos, donde se pueden almacenar 20.000 fuentes distintas es la propuesta de la empresa de libros digitales Grammata.
El libro electrónico es una alternativa económica a largo plazo, respetuosa con el medio ambiente y que no afecta tanto a la vista como los ordenadores, porque contiene tinta electrónica -un tipo de pantalla que no emite luz y que no causa más daño a la vista que el papel- ha asegurado esta empresa.
El fundador y director general de Grammata, Juan González de la Cámara, ha anunciado, en declaraciones a Efe, que este año en un colegio gallego se impartirán las clases alternando los libros de papel y los digitales "para demostrar que la clase se va a poder dar independientemente del soporte".
También ha informado que desde el pasado mes de septiembre la biblioteca de la Universidad de Granada ofrece un sistema de préstamo de "e-readers" (libros electrónicos) para que los alumnos consulten la información que necesiten en sus casas y así se reduzca el gasto de papel al fotocopiar los originales.
Además, González ha subrayado que se está estudiando la posibilidad de dar un libro electrónico modelo Papyre 6.1 con alguna determinada colección de obras junto con la matrícula universitaria.
En cuanto a la transición editorial hacia lo digital, este empresario ha apostado a que "en diez años sólo quedará el diez por ciento del mercado analógico actual" y que los primeros libros que se van a sustituir serán los educativos.
Sin embargo, el presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), José Moyano, no está de acuerdo con ese augurio y ha declarado a Efe que no cree que en la próxima década desaparezca el libro tradicional.
Además, ha argumentado que en el currículum europeo una de las habilidades más importantes que deben desarrollar los niños es la comprensión lectora y la búsqueda de información en todos los soportes, pero ello no implica que haya que sustituir definitivamente el papel.
Ante las críticas sobre el coste ecológico de los libros de texto, Moyano ha denunciado que "hay mucha demagogia" y que el papel que se utiliza para los libros en general "se recicla en un 99 por ciento".
Dada la relación directa entre el peso de las mochilas y las deformidades de columna y problemas de flexibilidad, los fisioterapeutas han solicitado la colaboración de padres y profesores para evitar este tipo de lesiones.
El secretario general del Colegio de Fisioterapeutas de Madrid, José Santos, ha advertido en declaraciones a Efe que "la musculatura de un niño sólo es capaz de soportar un diez por ciento de su peso corporal, pero las mochilas pesan mucho más".
Se estima que un 50 por ciento de los niños de entre 5 a 8 años sufren dolores de espalda y esta afección aumenta hasta el 70 por ciento entre las niñas de 12 a 15 años, lo que en la edad adulta podría degenerar en patologías como artrosis o en hernia discal, ha apuntado Santos.
Murcia ha sido la primera comunidad autónoma en imponer que se fraccionaran los libros de textos en tres fascículos trimestrales, una iniciativa que cuenta con el respaldo "total" de los fisioterapeutas, ya que "así se reducirá bastante el peso que tienen que transportar los escolares".
Además, Santos ha señalado que espera que "ésta experiencia piloto se traslade a otras comunidades autónomas", aunque teme que fragmentar los libros vaya en contra de los intereses de algunas editoriales, porque suponga un aumento de gastos para ellas.
En cuanto al uso de mochilas con carrito, los fisioterapeutas recomiendan que el mango esté adaptado a la estatura del niño y que al levantar el carro por las escaleras se utilicen las rodillas, y no la espalda, para evitar lesiones.
No obstante, han admitido que el problema de este sistema es que la mayoría de los carritos están diseñados para arrastrarlos, acto dañino para la espalda, por lo que aconsejan empujarlos.
Por último, Santos cree que también sería factible poner en marcha un sistema de taquillas en los colegios que evitaría trasladar diariamente todos los libros, aunque esta solución podría encontrarse con un problema de espacio en los centros.
Fuente:EFE - Inmaculada Casas Delgado
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