Los recurrentes problemas en el inicio del curso ponen de manifiesto que se podría afilar mucho más la planificación educativa aragonesa. No se trata de obstáculos insalvables, sino de trabas que serían perfectamente eliminadas con un poco de diálogo y buena predisposición.
La singularidad demográfica y geográfica de la provincia turolense implica un esfuerzo mucho mayor a la hora de gestionar las necesidades del alumnado y de los profesores, que carecen de incentivos para trabajar en el medio rural. En algunas zonas, la acusada despoblación está obligando al cierre de escuelas infantiles. Es el caso de Lledó. En otros municipios, donde se ha realizado un elevado esfuerzo por cambiar el eje de crecimiento, sucede precisamente lo contrario. Véase Castelnou, donde los jóvenes en edad escolar se han multiplicado y, sin embargo, no tendrán colegio este año y deberán desplazarse a Samper. En educación secundaria, algunos centros están destacando por la buena previsión de su programa educativo, como es el caso del IES Pablo Serrano, donde hasta ahora no se han producido incidencias graves, sino todo lo contrario, con avances en programas formativos pioneros. En el IES Bajo Aragón, la FP también está siendo un éxito, hasta tal punto que 60 alumnos se han quedado sin plaza. Con un poco más de previsión, estos jóvenes podrían haber evitado perder un año, o cursar unos estudios que no les interesan contribuyendo a engrosar las cifras de fracaso escolar. Esta es la principal reivindicación de los padres: información y previsión a largo plazo. Se deberían realizar esfuerzos para acoger a los alumnos aumentando la capacidad de las aulas o creando horarios de mañana y tarde. Urge que sindicatos, asociaciones de padres, representantes de alumnos y administraciones públicas se reúnan para acordar un plan de trabajo que evite conflictos en los que, al final, pierden los jóvenes.
La singularidad demográfica y geográfica de la provincia turolense implica un esfuerzo mucho mayor a la hora de gestionar las necesidades del alumnado y de los profesores, que carecen de incentivos para trabajar en el medio rural. En algunas zonas, la acusada despoblación está obligando al cierre de escuelas infantiles. Es el caso de Lledó. En otros municipios, donde se ha realizado un elevado esfuerzo por cambiar el eje de crecimiento, sucede precisamente lo contrario. Véase Castelnou, donde los jóvenes en edad escolar se han multiplicado y, sin embargo, no tendrán colegio este año y deberán desplazarse a Samper. En educación secundaria, algunos centros están destacando por la buena previsión de su programa educativo, como es el caso del IES Pablo Serrano, donde hasta ahora no se han producido incidencias graves, sino todo lo contrario, con avances en programas formativos pioneros. En el IES Bajo Aragón, la FP también está siendo un éxito, hasta tal punto que 60 alumnos se han quedado sin plaza. Con un poco más de previsión, estos jóvenes podrían haber evitado perder un año, o cursar unos estudios que no les interesan contribuyendo a engrosar las cifras de fracaso escolar. Esta es la principal reivindicación de los padres: información y previsión a largo plazo. Se deberían realizar esfuerzos para acoger a los alumnos aumentando la capacidad de las aulas o creando horarios de mañana y tarde. Urge que sindicatos, asociaciones de padres, representantes de alumnos y administraciones públicas se reúnan para acordar un plan de trabajo que evite conflictos en los que, al final, pierden los jóvenes.
Fuente: Viernes, 09 de Septiembre de 2011 10:34 LA COMARCA
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