El fenómeno de la migración afecta de una manera especial a los hijos de emigrantes, que han nacido ya en el país de destino o que crecen y llegan a la adolescencia en él. Las dificultades con las que se encuentran para integrarse en esa sociedad en un periodo especialmente complicado para el ser humano, como es la adolescencia, hacen que la psicoterapia haya visto la necesidad de estudiar este campo.
Uno de los expertos en esta materia, Said El Kadaoui Moussaoui, visitó Teruel esta semana dentro del XII Congreso Internacional de SEGPA( Sociedad española para el desarrollo del grupo, la psicoterapia y el psicoanálisis) y habló sobre todo ello en su conferencia Identidad y pertenencias. Adolescencia y migración.
Uno de los expertos en esta materia, Said El Kadaoui Moussaoui, visitó Teruel esta semana dentro del XII Congreso Internacional de SEGPA( Sociedad española para el desarrollo del grupo, la psicoterapia y el psicoanálisis) y habló sobre todo ello en su conferencia Identidad y pertenencias. Adolescencia y migración.
La complejidad identitaria de estos jóvenes viene dada, explica esta psicólogo y psicoanalista, porque sienten que tienen que contraponer ambas identidades. “Piensan que para sentirse de pleno derecho de un grupo deben renunciar a otro”, porque entendemos el concepto de la identidad de una manera muy rígida, señala.
El adolescente está forjando la personalidad del adulto que será y lo hace a través de movimientos emocionales pendulares, que le llevan a los extremos, pero “si entra en la edad adulta en uno de esos extremos es mucho más difícil de tratar desde el punto de vista profesional”, destaca este psicoterapeuta.Recuerda además, que si las circunstancias obligan al adolescente a elegir pertenecer a un grupo y renunciar a otro, siempre se sentirá identificado con la pertenencia al grupo que entienda que es más atacado.De este modo, jóvenes sanos pueden convertirse en adultos enfermos y para ello hay que empujar a la sociedad a un cambio, fruto de “una profunda reflexión” sobre este concepto que tenemos de la identidad.Entiende que ese cambio tiene que nacer de la reflexión y la formación de aquellas personas que intervienen de una manera directa en la educación de los jóvenes: los profesores de las distintas etapas escolares, los médicos de cabecera y también los profesionales de la salud mental.
El profesor, añade El Kadaoui, debe conseguir transmitir al adolescente que la complejidad de su identidad es una riqueza. Si lo hace, explica, “tendremos jóvenes sanos, que no caerán en simplismos”, y de este modo se verán libres, liberados, porque no sentirán que deben elegir y con ello que están traicionando a alguien. Esa idea, continúa El Kadaoui, “deben integrarla los profesionales para ayudarles”. Fuente: Diario de Teruel 04/10/2010
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