–¿Por qué rechaza FAPAR la modificación del calendario propuesta por el profesorado?
–Consideramos que el calendario escolar tiene que estar al servicio del alumnado y es necesario defender sus derechos e intereses, pero también conjugarlo con las necesidades de conciliación de la vida familiar y laboral.
–Se oponen a la implantación de una semana de vacaciones en marzo en lugar de Semana Santa…
–Esa propuesta nos parece inaceptable. Los criterios de modificación del calendario escolar han de ser, exclusivamente, pedagógicos y no se puede plantear una semana de vacaciones a finales de marzo y, poco después, tener los cuatro días de fiesta de Semana Santa. No nos parece que ayude a los alumnos a centrarse tener dos fiestas seguidas. La opción que debe plantearse para cambiar un calendario debe ser paliar el fracaso escolar y la tasa de abandono y no nos parece que esta sea la mejor medida para ello.
–¿Es posible desvincular el calendario escolar del religioso?
–Desde Fapar defendemos la desvinculación del calendario escolar del religioso y la independencia de los días no lectivos de las festividades religiosas. Por ello, aun considerando la propuesta barajada un avance en este sentido, somos conscientes de que en estos momentos no es posible, aunque nos gustaría, separar el calendario escolar del religioso, teniendo que convivir con él de la mejor manera posible y ateniéndonos a las festividades religiosas que lo condicionan, al igual que condicionan el calendario laboral.
–¿Cuál es el planteamiento de los padres de alumnos?
–Hay varias propuestas que deben empezarse a contemplar. Así, la ampliación del calendario mínimo de la LOE y que implicaría una reducción de vacaciones o llevar la jornada partida a principio y final del curso. Son cuestiones que podían estar encima de la mesa y que no se han contemplado.
–¿Por qué?
–La coincidencia se establecía en el supuesto equilibrio de los trimestres, pero no podemos hablar de modificación del calendario refiriéndonos exclusivamente a una semana de vacaciones en marzo. Estaríamos dispuestos a escuchar todas las propuestas que se pudieran hacer para mejorar el rendimiento del alumno, pero esa medida, además de suponer un problema de conciliación para las familias, genera la necesidad de solucionar el problema derivado del aumento de actividades extraescolares y programas específicos para ayudar a esa conciliación y el considerable aumento de inversión para atender esas nuevas necesidades.
–Teniendo en cuenta que la Administración impuso el consenso en el grupo de trabajo para acometer el posible cambio. ¿Se puede descartar la modificación del calendario?
–Si lo entendemos como la implantación de una semana de vacaciones en marzo, nuestra postura no va a sufrir ninguna modificación al respecto. No puede ser de otro modo.
–Consideramos que el calendario escolar tiene que estar al servicio del alumnado y es necesario defender sus derechos e intereses, pero también conjugarlo con las necesidades de conciliación de la vida familiar y laboral.
–Se oponen a la implantación de una semana de vacaciones en marzo en lugar de Semana Santa…
–Esa propuesta nos parece inaceptable. Los criterios de modificación del calendario escolar han de ser, exclusivamente, pedagógicos y no se puede plantear una semana de vacaciones a finales de marzo y, poco después, tener los cuatro días de fiesta de Semana Santa. No nos parece que ayude a los alumnos a centrarse tener dos fiestas seguidas. La opción que debe plantearse para cambiar un calendario debe ser paliar el fracaso escolar y la tasa de abandono y no nos parece que esta sea la mejor medida para ello.
–¿Es posible desvincular el calendario escolar del religioso?
–Desde Fapar defendemos la desvinculación del calendario escolar del religioso y la independencia de los días no lectivos de las festividades religiosas. Por ello, aun considerando la propuesta barajada un avance en este sentido, somos conscientes de que en estos momentos no es posible, aunque nos gustaría, separar el calendario escolar del religioso, teniendo que convivir con él de la mejor manera posible y ateniéndonos a las festividades religiosas que lo condicionan, al igual que condicionan el calendario laboral.
–¿Cuál es el planteamiento de los padres de alumnos?
–Hay varias propuestas que deben empezarse a contemplar. Así, la ampliación del calendario mínimo de la LOE y que implicaría una reducción de vacaciones o llevar la jornada partida a principio y final del curso. Son cuestiones que podían estar encima de la mesa y que no se han contemplado.
–¿Por qué?
–La coincidencia se establecía en el supuesto equilibrio de los trimestres, pero no podemos hablar de modificación del calendario refiriéndonos exclusivamente a una semana de vacaciones en marzo. Estaríamos dispuestos a escuchar todas las propuestas que se pudieran hacer para mejorar el rendimiento del alumno, pero esa medida, además de suponer un problema de conciliación para las familias, genera la necesidad de solucionar el problema derivado del aumento de actividades extraescolares y programas específicos para ayudar a esa conciliación y el considerable aumento de inversión para atender esas nuevas necesidades.
–Teniendo en cuenta que la Administración impuso el consenso en el grupo de trabajo para acometer el posible cambio. ¿Se puede descartar la modificación del calendario?
–Si lo entendemos como la implantación de una semana de vacaciones en marzo, nuestra postura no va a sufrir ninguna modificación al respecto. No puede ser de otro modo.
Fuente: Periódico de Aragón 05-02-2010
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