Los docentes pueden utilizar distintas estrategias y recursos para desarrollar el potencial creativo de los alumnos.
No es una asignatura ni está recogida como tal en los currículos académicos. Sin embargo, la creatividad es una destreza esencial para el desarrollo cognitivo del estudiante. Esta capacidad, inherente en los más pequeños, se sustituye por un pensamiento más lógico y racional a medida que se madura, pero hay estrategias para que no se pierda y se estimule a lo largo del tiempo.
Estrategias en clase
Para estimular el comportamiento creativo del alumnado, los especialistas proponen que el profesor aplique las siguientes estrategias en el aula:
•Hacer preguntas estimulantes: en vez de ceñirse a repetir la información de los libros, el docente puede optar por hacer preguntas desafiantes a los alumnos, que les motiven a pensar y a razonar y les exijan ir más allá de los contenidos curriculares.
•Respetar las respuestas e ideas de los alumnos: para evitar la inseguridad y la falta de confianza y potenciar la espontaneidad y la iniciativa, es necesario que el profesor promueva un ambiente de respeto y aceptación de las ideas en clase, evite la crítica destructiva y las humillaciones de otros alumnos.
•Reconocer y valorar la originalidad: si se quiere estimular las ideas creativas, es necesario valorarlas para que el estudiante no pierda espontaneidad. Esto servirá de ayuda para incentivar a los alumnos a presentar y defender sus ideas originales.
•Diversificar las metodologías didácticas: la creatividad del alumno empieza por la del docente. Si éste es capaz de incorporar a la actividad diaria técnicas didácticas originales y diferentes, como lluvia de ideas o actividades combinadas con juegos, favorecerá el pensamiento creativo del estudiante.
•Detectar las potencialidades creativas de cada alumno: durante la actividad docente, el profesor debe ser capaz de identificar el potencial de cada alumno y las habilidades creativas para las que está más capacitado. De este modo, en su trabajo posterior podrá incidir en el estímulo de las cualidades detectadas y el refuerzo de otras que tenga el estudiante en menor medida.
•No todas las ideas originales son buenas: una idea creativa no es sinónimo de correcta. En estos casos, es necesario, desde una crítica constructiva, enseñar a los alumnos a revisar y redefinir sus propuestas sin que desechen la parte de originalidad que las promueve. (seguir leyendo)
No es una asignatura ni está recogida como tal en los currículos académicos. Sin embargo, la creatividad es una destreza esencial para el desarrollo cognitivo del estudiante. Esta capacidad, inherente en los más pequeños, se sustituye por un pensamiento más lógico y racional a medida que se madura, pero hay estrategias para que no se pierda y se estimule a lo largo del tiempo.
Estrategias en clase
Para estimular el comportamiento creativo del alumnado, los especialistas proponen que el profesor aplique las siguientes estrategias en el aula:
•Hacer preguntas estimulantes: en vez de ceñirse a repetir la información de los libros, el docente puede optar por hacer preguntas desafiantes a los alumnos, que les motiven a pensar y a razonar y les exijan ir más allá de los contenidos curriculares.
•Respetar las respuestas e ideas de los alumnos: para evitar la inseguridad y la falta de confianza y potenciar la espontaneidad y la iniciativa, es necesario que el profesor promueva un ambiente de respeto y aceptación de las ideas en clase, evite la crítica destructiva y las humillaciones de otros alumnos.
•Reconocer y valorar la originalidad: si se quiere estimular las ideas creativas, es necesario valorarlas para que el estudiante no pierda espontaneidad. Esto servirá de ayuda para incentivar a los alumnos a presentar y defender sus ideas originales.
•Diversificar las metodologías didácticas: la creatividad del alumno empieza por la del docente. Si éste es capaz de incorporar a la actividad diaria técnicas didácticas originales y diferentes, como lluvia de ideas o actividades combinadas con juegos, favorecerá el pensamiento creativo del estudiante.
•Detectar las potencialidades creativas de cada alumno: durante la actividad docente, el profesor debe ser capaz de identificar el potencial de cada alumno y las habilidades creativas para las que está más capacitado. De este modo, en su trabajo posterior podrá incidir en el estímulo de las cualidades detectadas y el refuerzo de otras que tenga el estudiante en menor medida.
•No todas las ideas originales son buenas: una idea creativa no es sinónimo de correcta. En estos casos, es necesario, desde una crítica constructiva, enseñar a los alumnos a revisar y redefinir sus propuestas sin que desechen la parte de originalidad que las promueve. (seguir leyendo)
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