Un año más conmemoramos el día de
la escuela pública, constatando una mayor precarización en los servicios
educativos. En los últimos años hemos sufrido recorte tras recorte. Esto ha
supuesto aumento de las ratios, supresión de profesorado, inestabilidad del
mismo y, desde luego, progresivo arrinconamiento de la escuela pública.
Por ello, siguen vigentes los
motivos por los que comenzó la lucha de la comunidad educativa, hace ya unos
años, en defensa de la educación pública; a saber:
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La educación pública favorece la igualdad de
oportunidades
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También favorece la integración social y
cultural del alumnado
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Propicia la integración interterritorial
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Potencia la educación en valores al margen de
determinadas creencias e ideologías
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Presenta una gran vocación de atención a la
diversidad
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Tiene una finalidad marcadamente social y no
lucrativa
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En general, tiende a la aplicación de modelos
educativos y de gestión más democráticos, aunque el retroceso en este ámbito es
grande en los últimos años.
La educación pública es garantía
de calidad, lo que se demuestra en países que han apostado por ella, como el
ejemplo del modelo de Finlandia, cuyos pilares básicos son: un presupuesto en educación que no se
toca, escuela pública para toda la población, aulas con un reducido número de
alumnos y maestros que permanecen con ellos muchos años.
Todo esto no lo encontramos en
España, no lo encontramos en Aragón.
Este año, para más inri, la LOMCE entra en vigor en los
cursos impares de Primaria y en la FP Básica. Una ley de educación que está lejos de
la mejora educativa que proclama su nombre, y que, además, en una tendencia de
recortes en lo público, supone un gasto inaceptable. Una ley de educación que
pone todo “patas arriba” supone unos gastos que se están detrayendo de lo que
realmente sería importante, de lo que realmente es necesario para garantizar la
equidad y la calidad del sistema.
POR UNA ESCUELA PÚBLICA DE CALIDAD, LAICA, GRATUITA Y DEMOCRÁTICA
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