FAPAR considera que la implantación de la LOMCE  no mejorará nuestro
sistema educativo y confía en su pronta derogación
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Lamentamos
que, una vez más, a los representantes de las familias que somos las
Federaciones, nadie nos informe de los cambios. Es el desprecio a las familias,
cuyos hijos e hijas soportan estos cambios. No nos sorprende por cuanto la Ley  nació sin consenso social
ni político. Está siendo ampliamente rechazada, tiene admitidos siete recursos
de inconstitucionalidad y hay acuerdo político para su derogación, en la que
nosotros confiamos por el bien de la sociedad en su conjunto.
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No
nos sorprende nada de lo que la consejera anuncia, por cuanto es la aplicación
pura y dura de la LOMCE ,
que venimos rechazando desde su aprobación, una reforma economicista, que  sustituye la cooperación por la competencia. 
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Considerar
positiva la inclusión de numerosas optativas desde 1º de la ESO  contribuirá únicamente a
generar más desigualdades entre el alumnado y entre los centros, por cuanto
además, muchas de ellas se dejan a la autonomía de los centros, sus recursos,
humanos y materiales, tan disminuidos en estos momentos, especialmente en
Aragón, que es la Comunidad 
que más recorte ha tenido en estos últimos cuatro años, del 11%,  frente
al 6% de la media estatal. La gran damnificada será la Escuela Rural. 
Nosotros consideramos que las enseñanzas básicas y obligatorias deben ser
comunes a todos.
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Los
itinerarios , que se inician oficialmente en 3º al elegir el tipo de
matemáticas que luego condicionará el curso de 4º de la ESO , solo sirven para
establecer dos categorías de enseñanzas, las de Bachillerato y las de Formación
Profesional, claramente irreversibles. Volvemos a degradar las enseñanzas de
FP, tan necesarias para la sociedad y que tanto ha costado que tengan la
consideración social que les corresponden. 
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Vincular
la titulación de ESO (también la de Bachillerato) a la superación de
pruebas  (reválidas) es una desmotivación para el alumnado que ya ha
superado los cursos de la
 Secundaria  o del Bachillerato y que por tanto debe obtener su
correspondiente titulación sin necesidad de pruebas específicas, que pueden
bloquear la continuidad de los estudios en el alumnado, especialmente en ESO,
dejando a estos en vías muertas sin formación ni futuro. Esto se había superado
hace años, pero esta Ley en lugar de mirar al siglo XXI, mira al siglo XX y así
es imposible avanzar.
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La
supresión de asignaturas en valores que deben ser comunes a todos los
ciudadanos, como Educación para la Ciudadanía , 
es dar la espalda a lo que la sociedad está solicitando para formar
personas éticas y morales.

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